¿Por qué, para qué y cómo escribe un periodista; de qué está hecha su vocación y qué es lo que le da sentido en estos tiempos?
Zona de obras reúne columnas, conferencias y ensayos que la argentina Leila Guerriero hilvanó en torno a esas preguntas y que, publicados en diversos medios o leídos en encuentros literarios en América Latina y en España, se recogen por primera vez en un libro. El resultado es un mural en el que cada pieza apunta al corazón del oficio, lo ilumina y, al mismo tiempo, lo cuestiona: ¿cómo y cuándo nace la pulsión por escribir; de qué manera se alimenta; por qué vale la pena llevar un texto periodístico a su máximo potencial expresivo? Éste es un libro sobre la escritura de no ficción pero, también, sobre el cine, el cómic, las artes plásticas, la infancia, Madame Bovary, África, los padres y las lecturas, y respira, en cada una de sus páginas, la convicción de que el periodismo no es un género menor sino un género literario en sí mismo. «Yo no creo en las crónicas interesadas en el qué pero desentendidas del cómo. No creo en las crónicas cuyo lenguaje no abreve en la poesía, en el cine, en la música, en las novelas… Porque no creo en crónicas que no tengan fe en lo que son: una forma de arte», escribió Guerriero en una de esas piezas. Acorazada en esa fe, desarma –con audacia, con insolencia, con humildad, con elegancia— los mecanismos íntimos de su trabajo y se sumerge en el detrás de escena del peligroso engranaje de la creación. «Los textos de este libro se parecen a esos relojes con la carcasa de cristal, de modo que, al tiempo de darte la hora, te muestran el mecanismo que lo hace posible. Es un libro de misterio, una pesquisa detectivesca sobre la necesidad de narrar. En otras palabras: sobre la necesidad de leer» (Juan José Millás). «El periodismo que practica Leila Guerriero es el de los mejores redactores de The New Yorker, para establecer un nivel de excelencia comparable: implica trabajo riguroso, investigación exhaustiva y un estilo de precisión matemática» (Mario Vargas Llosa).