El prólogo que Walter Benjamin
escribió, en 1923, para su traducción de los Tableaux parisiens de Baudelaire,
iba a convertirse, décadas más tarde, en uno de los documentos centrales del debate sobre traducción, teoría de la literatura, teología, deconstrucción y hermenéutica. Como dice Nora Catelli, «hacia finales de los años setenta del
siglo XX “La tarea del traductor” abandonó su lugar marginal y se transformó en un texto apátrida». Apátrida por lo inespecífico y, a la vez, seminal debido a
su potencia y sus posibilidades interpretativas. El presente volumen es un
recorrido de ese texto y sus derivas: recorrido en sentido literal, puesto que Catelli glosa y expande cada uno de sus doce párrafos. Recorrido en sentido
histórico: de cómo ese prólogo, escrito para ocupar una posición liminar en la
traducción de uno de los clásicos de la modernidad —del poeta que ocupó a Benjamin durante buena parte de su trabajo sobre literatura—, se convirtió en un capítulo ineludible del devenir intelectual del siglo XX. Y, en fin,
recorrido de lo más relevante de la constelación que orbita en torno a ese
escrito de Benjamin. Particularmente, el trabajo de Paul de Man «Conclusiones
acerca de “La tarea del traductor” de Walter Benjamin» (1983), pero también La
era de la traducción de Antoine Berman (2008). De modo que este libro puede
leerse, también, como un compendio de las ideas centrales acerca de la
traducción —y del cruce de disciplinas que suponen las reflexiones en torno a la traducción— en los últimos cincuenta años.
Edgardo Dobry