Los hombres sólo piensan en las cosas del mundo; si pensaran un poquitín nada más en el mundo de más allá, irían más derechos en éste. Piensan que esta vida terrenal no se tiene que acabar nunca; en cambio, esta vida es una novena, una novena y además corta. Suframos en este mundo, hagamos que esta gallina de aquí —se tocó en el pecho— esté tranquila y no nos acuse de nada; el resto, que vaya como quiera.