Sócrates (siglo V a. C.) no es un filósofo convencional. Participa en la vida pública, y en varias batallas demuestra ser un ciudadano ejemplar. Su facilidad para descubrir la ignorancia lo hace molesto ante muchos, que lo acaban acusando falsamente de traición al Estado. Sócrates aprovecha la ocasión de su defensa para dar una lección de entereza y dignidad.