Lisa viajaba en un confortable carruaje, cuando le salió de repente, un salteador de caminos, se les cruzó por el camino, y le robó todas las joyas que llevaba con ella, pero ella se le resistía, y sobre todo, a entregarle un pequeño anillo, por ser el único recuerdo que tenia de su fallecida madre. “Usted no olvide, que yo soy un asaltante”, le dijo él, “ y si usted quiere conservar su anillo, debe darme algo a cambio, de igual valor”. Ella no tenía ninguna otra joya que darle. Pero él, galán y dominador, se acercó a ella sonriendo y decidido, la tomó entre sus brazos y la besó apasionadamente en los labios. Algo ocurrió en el alma de Lisa, porque en aquel instante, supo que él, se había apoderado de su corazón. ¿Cómo podría Lisa vivir en paz, después de quedarse atrapada por un desconocido, que además de ladrón de joyas, le «robó" su corazón? ¿Será que podría liberarse, de esa «extraña pasión”?