Mira hacia esos palacios y moradas. Son, en realidad, nidos estrechos, habitados por hombres que se enorgullecen del decorado de sus techos, olvidando que son esos techos, los que los separan de las estrellas; que se enorgullecen de la solidez de sus paredes, olvidando que son esas paredes, las que los separan de los rayos del