¿Cómo enfrentar, desde el Sur Global, los desafíos que nos fuerzan a pensar y actuar en condiciones de emergencia? ¿Qué herramientas
esgrimir ante una crisis polifónica, donde resuena el avance galopante de una ultraderecha con una crisis ecológica que golpea paralelamente
subjetividad, sociedad y medio ambiente? ¿Cuál es la marca geopolítica
específica de nuestro quehacer ante problemas que desbordan los límites
del saber? Estas interrogantes tensionan la recepción de la obra de Deleuze y Guattari, tornando crucial articular el análisis del presente con propuestas que rompan el cerco epistemológico de los diagnósticos
críticos del capitalismo. La apelación reiterada a pensar
interdisciplinariamente el complejo escenario del Capitalismo Mundial
Integrado apunta en esa dirección: no necesitamos instrumentos cada vez más precisos, necesitamos romper los límites de una imaginación
domesticada que experimenta el presente delirante -el control, el monolingüismo económico, la devastación ecológica, los neofascismoscomo
la expresión inevitable de un destino aciago.
Algo resulta evidente: el capitalismo salvaje no se debilita; se fortalece con el diagnóstico de las crisis que acompasan su devenir actual.
Necesitamos, por ello, un pensamiento colectivo capaz de resistir la desesperanza crítica y reconfigurar una matriz clínica para responder
entre todes al porvenir que llama a la puerta.