Mire, ayer en la noche, estaba yo siguiendo al gato Mino tal y como usted me ordenó, y vi cómo se metía a casa de los López. Yo no sé qué se trae, pero lo bueno es que se quedó allí y por eso pude arrojar la piedra sobre los gorriones sin que los gatos nos vieran. Aunque la verdad, no sé qué trae ese gato entre las patas, es muy astuto.