Hay un modo de vivir que parte de la observación del cotidiano: la mirada se regocija en los detalles y no en las promesas de una estabilidad emocional institucionalizada. El mundo errante de la mujer singular tiene bastante orden. La deriva produce una gran cantidad de placer y una nostalgia que poco a poco cede ante un materialismo estético. Bellísima y muy entretenida.
Esperaba algo interesante luego de leer apegos feroces y de ser este como su continuación, pero no me gustó para nada , es como una serie de recortes, cosas a medias sin hilo, desesperante.
Aunque "Apegos feroces" me parece insuperable, leer a Gornick siempre es un absoluto placer, una provocación y un estímulo. En este texto nos permite acompañarla en su recorrido por el Nueva York que tan bien conoce, nos presta su mirada para recorrer su ciudad como escenario de pequeños relatos que se van entrelazando. Imperdible.