Las dudas del entorno respecto a la veracidad de los síntomas también aparecen con el trauma. Muchas personas piensan que no es real o que la persona no quiere mejorar. Hay, sin embargo, una casuística propia: a veces, la persona construye (o, más bien, reconstruye) su identidad alrededor del trauma, con lo que puede llegar a creer que eso la define y que sin eso no es nada/nadie. Es una creencia delicada y tramposa, puesto que, como hemos dicho, el trauma es las secuelas de aquello que no hemos integrado. Podemos reconstruir nuestra vida integrando lo que ha pasado y recordándolo siempre sin que ello signifique que tenemos un trauma, no tiene por qué doler.