La métrica mundialmente utilizada para comparar el número de asesinatos entre ciudades y países es la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes. En los últimos años (desde 2018), la tasa en México ascendió, escandalosamente, a casi 30 homicidios por cada 100,000 habitantes. La tasa en Guatemala durante el periodo del genocidio fue de casi 1,000 homicidios (incluyendo desaparecidos) por cada 100,000 habitantes.