Es una necesidad que no se ha preocupado todavía de entender. Simplemente la lleva consigo, la lleva a todos lados, no es capaz de desprenderse de esas imágenes que se han calcado en ella, en el interior de ella, y se proyectan ahora a través de sus ojos, allá donde mire, en cualquier sitio.
¿Es una obsesión? Sí, claramente es una obsesión. Pero no solo eso, se dice. Es un rapto, una metamorfosis, una transformación radical de lo esperado. Lo que estaba fuera, en la lejanía del paisaje, lo que era invisible y carecía de interés, está ahora dentro de ella, habitándola, sacudiéndola.