—Celia, espera —pide Marco, levantándose también pero sin acercarse a ella—. Me estás destrozando el corazón. Me dijiste en una ocasión que te recuerdo a tu padre. Que no querías sufrir por mí lo que tu madre había sufrido por él, pero eso es exactamente lo que me estás haciendo a mí. Siempre me dejas. Me dejas una y otra vez para que te eche de menos, cuando yo daría todo lo que tengo para que te quedaras a mi lado. Me está matando.