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Clara Obligado

Las otras vidas

Como sucede con Nabokov, Conrad o Kureishi, el problema de la diáspora inaugura una forma de escribir en la que la distancia es un tema central. Se trata de escritores formados en un territorio y que se desarrollan en otro, provistos de una mirada diferente. Nuestra literatura se integra hoy a estas nuevas percepciones, en España, donde convivimos con personas nacidas en otros puntos del planeta, se inscribe ya una generación de dobles vínculos. Desde dos orillas precisamente, la escritora Clara Obligado nos ofrece cuentos de desarraigos, exilios, partidas y retornos, de encuentros y desencuentros. Cuentos desgarrados, intensos, sin embargo vitales y esperanzadores, alternan la tragedia y la comedia, lo real y lo irreal, la otredad con que todos convivimos, nuestras "otra vidas". Escritos, como dice la autora, "desde ningún lugar y desde varios a la vez", estos relatos nos interrogan sobre el destino, sobre qué hubiera sucedido si, en lugar de un camino, hubiésemos tomado otro.
120 бумажных страниц
Правообладатель
Bookwire
Дата публикации оригинала
2016
Год выхода издания
2016
Издательство
Editorial Páginas de Espuma

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Впечатления

  • Amed Aguayoделится впечатлением4 года назад
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Цитаты

  • Jesus Koyocцитирует4 года назад
    Viviendo entre colombianos, me convertí en doblemente extranjera. No sé si los argentinos nos parecemos más a los ingleses que a los colombianos, en todo caso me sentía extraña. Estaba cansada del desorden, de las borracheras permanentes, los gritos en mitad de la noche. Soy casi abstemia, tengo un límite con el alcohol ajeno.
  • Jesus Koyocцитирует4 года назад
    El 5 de diciembre de 1976 llegué a Madrid, procedente de Argentina. Lo hice en un avión de Iberia, que tomé en Montevideo, por el temor que me producían las constantes desapariciones en la frontera. Salí vestida de verano, como si fuera una turista que se dirige a las playas del Uruguay y, dos o tres días más tarde, subí al avión que me llevaría a España, donde era invierno. Me despidieron mi padre y mi hermana. Tardé seis años –los que duró la dictadura– en poder regresar al país
  • Jesus Koyocцитирует4 года назад
    Tendida sobre el género, la sirena estiró su cuerpo como si quisiera ofrecerse a todos los hombres del mundo. De pronto, comenzó a cantar. Una batahola marina, casi un hedor, punzó el mercado, escoró en los corazones y, por un momento, todos los hombres la desearon. ¡Amar a una sirena, naufragar en su abrazo! ¡Oh, el remolino, la ola, la intensa marejada

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