Cuando los niños son libres de explorar sus gustos y sus intereses, crecen sintiéndose conductores y agentes de su propia vida. Cuando esas cualidades son preservadas, entonces empiezan a sentirse responsables de sus propios actos. Se hacen responsables de sus decisiones y, por ende, ponen más atención a las consecuencias de sus actos. Nada de esto sería posible si los controlamos o manipulamos desd