La ley de la atracción sostiene que uno puede gozar de buena salud, riquezas o cualquier relación deseada si se entrena a la mente a producir pensamientos continuos que la atraigan a su vida. Aunque hay algo de cierto en el hecho de que tendemos a convertirnos en lo que pensamos (el apóstol Pablo nos enseñó eso), la representación que hace la filosofía de la nueva era de mostrar al “individuo como Dios” es una posición peligrosa de sostener.
En este libro que acompaña al revuelo causado en los medios de comunicación, Ed Gungor trata de establecer una representación más completa y precisa del poder de la mente explicando el papel obvio que desempeña Dios en la ecuación. Este libro no está escrito para atacar a publicaciones recientes sino para corregir su consejo equivocado y a la vez dirigirse a la gran necesidad que está causando que millones de personas estén explorando sus páginas.