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John Vorhaus

Cómo orquestar una comedia

  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    En realidad, no tengo una base lógica sobre la que apoyarme. Invoco la regla del nueve no como algo totalmente cierto, sino como otra ficción útil que me ayuda en mi interminable batalla contra el miedo.
  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    La respuesta es lo que esperas conseguir. Cuando esperas un éxito, temes el fracaso. Tienes algo que perder. Sin embargo, con la regla del nueve, tus expectativas son tan pocas al principio que casi no tienes nada que perder.
  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    Cada uno estamos en el centro de nuestro propio universo y nuestro universo tiene un interés sorprendentemente pequeño por el universo de la puerta de al lado. Cargados con nuestros temores, hacemos las más extravagantes piruetas para evitar quedar mal ante los demás. Pero, como dice el Corán, si supiéramos lo poco que los demás piensan en nosotros, no nos preocuparíamos por lo que puedan pensar.

    Y entonces, para enredar aún más el asunto, añadimos otra falsa asociación: «Si no les gusto no me puedo gustar a mí mismo». Ésta sí que asusta. Pasamos tanto tiempo alimentando la imagen que tenemos de nosotros mismos con lo que piensan los demás, que cuando llega el momento de contar un chiste está en juego todo nuestro ego. Si el chiste se vuelve contra nosotros, el resultado es la muerte. Por eso el cómico de teatro dice: «He muerto ahí fuera» cuando el espectáculo le sale mal. De todas las ideas falsas ésta es la mayor: si fracaso me muero.

    Volvamos a analizar todo el bucle una vez más para asegurarnos de entenderlo. Uno abre la boca para contar un chiste pero hay una vocecita que dice: «Cuidado, quizá no funcione». Y entonces otra vocecita responde: «Pues claro que no va a funcionar, y cuando falle, quedarás como un fracasado, un idiota». Y una tercera voz se mete diciendo: «Si para ellos eres un idiota, también lo eres para ti mismo». ¿No es una carga demasiado pesada para un chiste tan pequeño y pobre?

    No voy a poder aclarar todas las dudas sobre la imagen que tenemos
  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    De cada diez chistes que cuentes, nueve serán una basura. De cada diez ideas que tengas, nueve no funcionarán. De cada diez veces que te arriesgues, nueve fracasarás.

    ¿Deprimente? En realidad no. En realidad, la regla del nueve acaba convirtiéndose en algo liberador porque en cuanto se aplica se pierde de manera instantánea y permanente ese tóxico sueño de triunfar cada vez. Es esa esperanza y el consiguiente miedo a fracasar lo que da a nuestro editor feroz tanto poder sobre nosotros. Elimina el sueño y habrás eliminado el poder. Simple y claro: un instrumento
  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    la voluntad de arriesgarse es en realidad la voluntad de fracasar. Desde
  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    Por una razón muy sencilla: la gente no está pensando en qué les parecemos. Están demasiado ocupados preocupándose de qué nos parecen ellos a nosotros.
  • Hernán Connellцитируетв прошлом году
    LA COMEDIA ES VERDAD Y ES DOLOR.

    Lo repetiré para aquellos ojeadores de librería que sólo echan un vistazo a este ejemplar para ver si es de su gusto: la comedia es verdad y es dolor
  • Mily Sieteцитирует3 года назад
    generales.

    Pero aún hay más. Sabemos por la propiedad conmutativa de la suma que si la comedia = dolor + verdad, entonces también dolor + verdad = comedia. (¿Ves? En mates de séptimo aprendí algo más aparte de que el amor te hace ser idiota.) Así que si uno se muere por ser gracioso aunque no lo sea, debe limitarse a coger una situación y buscarle la forma de sumar su verdad y su dolor.

    Cualquier situación basta: una visita al dentista, unas vacaciones familiares, sacar dinero de un cajero automático, preparar la declaración de la renta, leer este libro, empollar para un examen, cualquier cosa. Cualquier cosa vale porque todas las situaciones tienen por lo menos algo de verdad y de dolor. Supongamos que estás estudiando para un examen difícil. La verdad es que es importante aprobar. El dolor es que no estás preparado. Un chiste que juega con esa verdad y con ese dolor (utilizando el recurso de la exageración que analizaremos más adelante) podría ser:

    Soy un estudiante tan malo que no paso ni las pruebas médicas.

    ¿Ves qué fácil?

    Bueno, bueno, ya sé que no es tan fácil. Después de todo, si lo que hay que saber de la comedia se resumiera en el capítulo uno, se podría leer todo este libro en la cola de la tienda y yo ganaría muy poco en derechos de autor.

    Además, no nos engañemos. La lectura de este libro no va a conseguir que uno sea gracioso. Eso sólo pasará si además se trabaja duro. Y tampoco ocurrirá de la noche a la mañana. No hay motivos para ello. Hay que verlo desde esta perspectiva: suponte que uno quisiera ser un escultor en madera y alguien dice que existe una cosa llamada adicé, maravillosa para esculpir la
  • Mily Sieteцитирует3 года назад
    Pero aún hay más. Sabemos por la propiedad conmutativa de la suma que si la comedia = dolor + verdad, entonces también dolor + verdad = comedia. (¿Ves? En mates de séptimo aprendí algo más aparte de que el amor te hace ser idiota.) Así que si uno se muere por ser gracioso aunque no lo sea, debe limitarse a coger una situación y buscarle la forma de sumar su verdad y su dolor.

    Cualquier situación basta: una visita al dentista, unas vacaciones familiares, sacar dinero de un cajero automático, preparar la declaración de la renta, leer este libro, empollar para un examen, cualquier cosa. Cualquier cosa vale porque todas las situaciones tienen por lo menos algo de verdad y de dolor. Supongamos que estás estudiando para un examen difícil. La verdad es que es importante aprobar. El dolor es que no estás preparado. Un chiste que juega con esa verdad y con ese dolor (utilizando el recurso de la exageración que analizaremos más adelante) podría ser:

    Soy un estudiante tan malo que no paso ni las pruebas médicas.

    ¿Ves qué fácil?

    Bueno, bueno, ya sé que no es tan fácil. Después de todo, si lo que hay que saber de la comedia se resumiera en el capítulo uno, se podría leer todo este libro en la cola de la tienda y yo ganaría muy poco en derechos de autor.

    Además, no nos engañemos. La lectura de este libro no va a conseguir que uno sea gracioso. Eso sólo pasará si además se trabaja duro. Y tampoco ocurrirá de la noche a la mañana. No hay motivos para ello. Hay que verlo desde esta perspectiva: suponte que uno quisiera ser un escultor en madera y alguien dice que existe una cosa llamada adicé, maravillosa para esculpir l
  • Mily Sieteцитирует3 года назад
    Pero aún hay más. Sabemos por la propiedad conmutativa de la suma que si la comedia = dolor + verdad, entonces también dolor + verdad = comedia. (¿Ves? En mates de séptimo aprendí algo más aparte de que el amor te hace ser idiota.) Así que si uno se muere por ser gracioso aunque no lo sea, debe limitarse a coger una situación y buscarle la forma de sumar su verdad y su dolor.

    Cualquier situación basta: una visita al dentista, unas vacaciones familiares, sacar dinero de un cajero automático, preparar la declaración de la renta, leer este libro, empollar para un examen, cualquier cosa. Cualquier cosa vale porque todas las situaciones tienen por lo menos algo de verdad y de dolor. Supongamos que estás estudiando para un examen difícil. La verdad es que es importante aprobar. El dolor es que no estás preparado. Un chiste que juega con esa verdad y con ese dolor (utilizando el recurso de la exageración que analizaremos más adelante) podría ser:

    Soy un estudiante tan malo que no paso ni las pruebas médicas.

    ¿Ves qué fácil?

    Bueno, bueno, ya sé que no es tan fácil. Después de todo, si lo que hay que saber de la comedia se resumiera en el capítulo uno, se podría leer todo este libro en la cola de la tienda y yo ganaría muy poco en derechos de autor.

    Además, no nos engañemos. La lectura de este libro no va a conseguir que uno sea gracioso. Eso sólo pasará si además se trabaja duro. Y tampoco ocurrirá de la noche a la mañana. No hay motivos para ello. Hay que verlo desde esta perspectiva: suponte que uno quisiera ser un escultor en madera y alguien dice que existe una cosa llamada adicé, maravillosa para esculpir la madera. «Vaya –nos daría por pensar– ¡un adicé! Imagínatelo.» Saber que el objeto existe no da ninguna pista sobre cómo usarlo, y saber cómo usarlo tampoco significa que vayamos a esculpir una Piedad de un fragmento de teca a la primera. Para acuñar una frase primero hay que aprender, es mejor gatear antes de que te pueda
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