El aroma de los libros

mi gran pasión siempre ha sido la lectura, pero raramente a uno le pagan por leer. He tenido que dedicarme como cualquier hijo de vecino a una profesión,

preguntándose si una vida sin libros tenía realmente sentido.

cuando lo que habría querido era tragarse toda la copa en tres cucharadas para llenar la grieta que se le había abierto en el corazón.

Tampoco su madre creía en la magia y le sentaba fatal que alguien, en las largas noches de invierno, contara una historia de brujas, que en su pueblo se llamaban masche y hacían terribles conjuros, sobre todo a los niños y a las mujeres solteras.

Adelina nunca había sospechado que la desilusión pudiera tener un olor y, en cambio, ahí lo tenía, límpido y conmovedor.

—En estos lares es necesario andar bastante para encontrar marido —suspiró Amalia—. Espero que los zapatos que compremos sean cómodos.

Observadas una a una, las letras eran mansas y tranquilas exactamente igual que los números, pero tan pronto como se unían en palabras, frases y párrafos, ya empezaban a bailar, a esconderse y a escapar de su control.