En los cuatro relatos que integran este volumen, Pitol despliega humor y sabiduría para construir narraciones sobre narraciones e insinuar los riesgos misteriosos que entraña el acto de narrar, de inventar, dar realidad a lo que no la tiene, elegir entre diversas realidades o irrealidades posibles. Carlos Monsiváis ha escrito: “Porque en la obra de Sergio Pitol, así no haya suspenso o enseñanza moral, sí hay acción física (ejemplo culminante, el relato veneciano ‘Vals de Mefisto’) y descripción de lugares y personas… Los escenarios se suceden con rapidez y se adecuan al ritmo de los caracteres, pero en la ciudad de México o en Córdoba, en Nueva York o en Bujara, en Viena o Varsovia, el punto de fusión es la ambigüedad, el método elegido para armonizar teoría y comportamiento”.