Los Viajes extraordinarios de Verne aspiraban a convertirse en una ambiciosa epopeya, cuya definición más precisa dio el propio autor: «Un paseo completo por el cosmos de un hombre del siglo XIX». Tras este objetivo, Verne exploraría la tierra y sus profundidades, el mar y el aire, con historias tan memorables como la del Nautilus y su capitán Nemo. De la Tierra a la Luna, que pertenece a la época idílica de su fe en la ciencia, narra con notables dosis de humor e ironía la preparación y envío a la Luna de un gigantesco proyectil. Y no se sabe qué admirar más en la novela: si el divertido desarrollo de la historia, o la sorprendente exactitud de la mayoría de sus previsiones.