Un rumor desconcertante recorre los pasillos del hotel Dusseaux, desborda los muros del recinto y se extiende por todo Moscú: ¡El general blanco ha muerto! Mijail Dimitrievich Soboliev, epítome del héroe ruso, una síntesis de Aquiles, Alejandro Magno y Napoleón concentrados en un solo hombre, ha muerto de improviso en la flor de la vida. A pesar de la enorme conmoción, y cuando la voz de la trágica noticia aún reverbera tanto en las imponentes avenidas como en las callejuelas de la metrópoli, dos oídos atentos y una nariz suspicaz se concentran en la escena del suceso. Ha regresado Erast Fandorin …