En el poema “Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo”, Rubén Darío compartía la melancolía causada por la persecución de lo inasible mediante versos tan memorables como éste, que cito literalmente: “al abrazo imposible de la Venus de Milo”. Y eso es lo que me propuse narrar en esta colección de relatos fugaces: impulsos fronterizos. Metáforas de la inconsistencia y la soledad, o como poco de la singularidad. Sueños insomnes, teoremas sin conclusiones, fantasmas sin castillo o abrazos sin brazos. Nos hallaremos, pues, con personajes bajo pasiones evanescentes, atónitos ante esta realidad que se les escurre con mayor o menor carga de erotismo según los casos. Ahora tan sólo espero que sean de su agrado.