Uno de los máximos exponentes del impulso renovador de la prosa que se dio a principios de siglo y que dejó una impronta indeleble en la literatura posterior es James Joyce (1882–1941), autor de la novela Ulises, uno de los hitos literarios del siglo XX. Incluido en Dublineses —colección de quince relatos centrados en su ciudad natal, Dublín, que tiene como objetivo «denunciar el alma de esa hemiplejía o parálisis que algunos llaman ciudad»—, Los muertos constituye una pequeña obra maestra de la narrativa contemporánea.