En un armonioso tejido de referencias y correspondencias, Aki Shimazaki ahonda en heridas de la infancia nunca cicatrizadas.
Al frente de una próspera empresa fundada por su abuelo, Gorô está casado con una mujer de buena familia y es padre de dos hijos, para los que tiene claras ambiciones. Tiene dos amantes, se rodea de importantes clientes en bares y exhibe con orgullo fotos suyas con celebridades. Aun creyendo que siempre merece más, Gorô piensa que ha tenido éxito en la vida. Sin embargo, el día en que sus convicciones se tambalean una a una, se ve obligado a mirarse francamente al espejo, probablemente por primera vez.