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Books
Leslie Jamison

La huella de los días

  • Victoria Victoriaцитирует4 года назад
    «Tenía dos ansias y ambas luchaban entre sí –escribió Rhys en su diario–. Quería sentirme amada y quería estar siempre sola.»1
  • Victoria Victoriaцитирует4 года назад
    Mi yo borracho era como una prima ridícula de la que me sentía responsable, una huésped en el bosque de cuyas acciones era indudablemente culpable, aunque no recordara haberla invitado
  • Roxana Lezamaцитирует4 года назад
    esa chica que quería expresar la inmensidad de lo que sentía y para hacerlo usaba lo que tenía más a mano
  • Rafael Ramosцитируетвчера
    Ansiaba algo de luminosidad –las anécdotas que, como los centelleantes puntos de una constelación, componen una vida– y un mundo alejado del hogar en el que mi abuela había muerto.
  • Rafael Ramosцитируетвчера
    Tal vez fuera tentador para Hardwick imaginar a Holiday como una mujer que contemplaba las ruinas de su propia existencia con la cabeza bien alta y sin arrepentirse de nada, pero no es casualidad que una mujer blanca considerara su autodestrucción luminosa y que la propia Holiday no lo viera así en absoluto. Era demasiado consciente del precio que debía pagar a cambio.
  • Rafael Ramosцитируетвчера
    Hardwick se declaraba fascinada ante la «mera enormidad de sus vicios» y admiraba la poderosa alquimia por la que era capaz de transformarlos en dones extraordinarios. Era como si Holiday supiera estar a la altura de su propio dolor. «Hay que ser digno de la gran destrucción», escribió Hardwick, sobrecogida por el «implacable talento y la magnífica devastación» de Holiday.
  • Rafael Ramosцитируетвчера
    La mitología de Berryman se basaba en su propia y sobrenatural alquimia –el whisky era el fluido que él ingería, la tinta era el fluido que producía y ambos eran alternativas a la vulgar sangre humana–, pero las venas de Berryman estaban repletas de vulgar sangre humana, sangre que el alcohol fue envenenando poco a poco, y su vida estaba repleta de fluidos que no eran tinta: el sudor de los temblores provocados por el síndrome de abstinencia, el vómito, los pantalones meados y cagados. Detrás del mantra del whisky y la tinta, esas poéticas líneas paralelas, había un hombre con las espinillas llenas de moratones que se pasaba media vida inconsciente a causa del alcohol. Tenía el hígado tan inflamado que podía palparse a través de la piel. Lo suyo no era beber por fanfarronería o farsa. Lo suyo era un lento rezumar hacia la muerte.
  • Rafael Ramosцитирует3 дня назад
    Oímos hablar al alcohol. Su tono es un gemido que no lleva a ninguna parte. Sus temas son el sufrimiento inmerecido, el resentimiento, la autocompasión, el orgullo y un anhelo desesperado de dominar el mundo. Es una estafa en el fondo y en la forma
  • Rafael Ramosцитирует3 дня назад
    En el fondo, Jackson estaba haciendo algo revolucionario negándose a convertir el alcoholismo de su personaje en símbolo de complejidad psicológica, permitiendo que Don tachara de irrelevante la pregunta «¿Por qué bebes?»: «Hacía mucho que el porqué había dejado de tener importancia. Eras un borracho y no había más vuelta de hoja. Bebías y punto.» Don no quiere falsear el relato de su alcoholismo ennobleciéndolo con causas altisonantes, aunque también se preocupa por el relato que queda sin ellas: «No era siquiera medianamente dramático. No era nada.» Pero algo sería, claro está, porque cientos de miles de lectores se sintieron atrapados por un libro que se empeñaba en decirles que no valía la pena leerlo.
  • Rafael Ramosцитирует3 дня назад
    Hacer que su protagonista llamara a Fitzgerald a media novela era una dolorosa confesión de las propias aspiraciones literarias e inseguridades de Jackson. Quería contarse en las filas de los grandes escritores beodos, pero no sabía si su propio retrato del alcoholismo –carente de trascendencia trágicaera lo bastante bueno para formar parte del canon. Cuando Don imagina la novela que escribirá, evoca una compleja trama de situaciones en las que el alcohol está presente («la larga aventura con Anna, la dependencia de la bebida»), pero, a medida que avanza, el propio argumento se ve arrollado por el alcohol, ya en ese primer borrador, hasta que incluso las comas caen entre borrachera y borrachera: «los libros empezados y abandonados, los relatos breves inacabados, la bebida la bebida la bebida.»
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