La marquesa de Gange es una joven adornada con todas las virtudes (porque en Sade, tanto las virutdes como los vicios sólo se manifiestan en sus casos más extremos) y casada con un hombre igualmente encantador, a la que el destino no deja de perseguir con tristezas. Su cuñado, que es sacerdote, la desea y la persigue continuamente, reteniéndola incluso contra su voluntad. Ella se resiste y este tira y afloja entre ambos da origen a un argumento en que la pobre marquesa se ve cada vez más asediada y su cuñado se vuelve cada vez más insistente. Más tarde se le une incluso su otro cuñado y ambos intentan hacerse con sus favores hasta que, viéndose rechazados, deciden matarla. La víctima virtuosa está condenada a morir, igual que ocurre en Justine, pero aquí los malvados también reciben su justo castigo por sus fechorías, si bien sus muertes, al final de todo, aparecen más como un recurso literario que como un desenlace espontáneo de la acción.