Una novela triste, sutil, delicada y agridulce. Me deja múltiples sensaciones: de sol tibio que apenas calienta, de un atardecer lánguido y frío. En fin, de un fuego que sólo puede calentar a un solo ser, pero que podemos compartir su débil llama en medio de las tinieblas para saber que no estamos tan solos en el universo.