Bodas de sangre

La luna deja un cuchillo

abandonado en el aire,

que siendo acecho de plomo

quiere ser dolor de sangre.

Amante sin habla.

Novio carmesí.

Por la orilla muda

Tendidos los vi.

Y yo dormiré a tus pies

para guardar lo que sueñas.

Desnuda, mirando al campo

¿De qué me sirvió

a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte des-

pierta noches y noches?

CRIADA.-¡Así era ella de alegre!

NOVIA.-Pero se consumió aquí.

Por eso es tan terrible ver la sangre de una derramada por el suelo.

MUJER

No sé lo que pasa. Pero pienso y no quiero pensar. Una cosa sé. Yo ya estoy despachada. Pero tengo un hijo. Y otro que viene. Vamos andando. El mismo sino tuvo mi madre. Pero de aquí no me muevo.

Me aguanto, pero no perdono

La mujer de un capitán

se lleva el novio

Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; ¡pero siempre hay culpa