—El reparto me parece un poco injusto –comenté–. Usted ha hecho todo el trabajo. Yo he ganado una esposa gracias a él, Jones se queda con todo el mérito. Dígame, ¿qué queda para usted?
—Para mí –dijo Sherlock Holmes–, aún queda cocaína en el frasco.
Y extendió su larga y blanca mano para cogerlo.