Algunos documentos que incluye pueden ser asombrosos, otros abstrusos y los más inverosímiles y sombríos, pero en realidad no es mi intención convencer a nadie de nada. Los que quieran creen…ya creen antes de leerlos.
De esta forma es descrito Austronomicón, los nombres perdidos del sur en una nota que introduce el libro, elaborada por un profesor jubilado de Antropología e Historia en un futuro año 2055. En ella explica además la diversas procedencia de los documentos que se presentarán luego: peculiares escritos de sacerdotes jesuitas en español antiguo, cartas dirigidas al rey de España, mapas redescubiertos en el oriente, textos en idiomas perdidos encontrados en excavaciones arqueológicas o traídos por el mar luego de un cataclismo: es decir, a simple vista, un esfuerzo académico de reunir relatos pintorescos.
Sin embargo, ya en las primeras páginas sabemos que lo que viene no pretende aclarar acontecimientos o buscar respuestas. Más bien es una recopilación de testimonios que mediante la incorporación de múltiples voces, intentan rescatar los nombres perdidos en el sur y la memoria que ha sido callada, ya sea por la imposición de una historia ajena o, lo que es más inquietante, dejando la sensación de que se lee un grimorio arcano, repleto de encantamientos a punto de desatar su magia.