Maravillosamente traducidas por Carmen Martín Gaite y Cristina Sánchez Andrade, La princesa y los trasgos, seguido de La princesa y Curdie, son dos novelas de aventuras, pero también de humor y suspense.
La princesa huérfana Irene vive en un majestuoso castillo en lo alto de una montaña. Su padre el rey viaja continuamente a países lejanos, mientras bajo la montaña que corona el castillo, los mineros trabajan sin descanso para sacar a la luz las riquezas profundas de la tierra. Irene, inquieta, soñadora, independiente, es incapaz de esperar pacientemente el regreso de su padre, no solo porque el lugar adecuado para una niña no es el cuarto del bordado, sino porque, primero los trasgos, astutos y pérfidos, se han confabulado para raptarla y obligarla a casarse con su príncipe, y luego, porque el don de adivinar quién es humano y quién bestia con solo tocarlo que la gran-más-que-abuela ha concedido a su amigo Curdie, no han hecho otra cosa que complicarle la vida.