El amor es la felicidad del mundo

un libro es un agujero con cubiertas bajo el suelo. Un sitio ideal para contar mentiras.

Ser hombre es una aventura del pensamiento

Constantemente mira atrás el hombre. No se puede crear a sí mismo. En ningún momento puede el hombre crearse a sí mismo. Solo puede someterse al creador, a lo desconocido y primordial de lo que emana el todo. A cada instante emanamos, cual nivelada llama, de lo desconocido y primordial. No nos contiene el cuerpo ni nos da la perfección la forma. Surgimos de lo desconocido a cada instante

El hombre es un animal domesticado que tiene que pensar. El pensamiento lo pone un poco por debajo de los ángeles. Y la domesticación lo pone, a veces, un poco por debajo del primate

Justo en el centro, a mitad de camino entre el principio y el fin, está el hombre. No es ni lo creado ni el creador. Pero es la entraña misma de la creación. Tiene por un lado lo primordial desconocido de lo que emana toda creación; por otro, el universo entero de lo creado, también el mundo de los espíritus mortales. Pero el hombre es algo bien diferenciado y ajeno a ambos; es la creación misma, lo que es perfecto

Cuando alcanza su plenitud, el hombre es dueño de su ser más allá de la vida y más allá de la muerte; en las dos se hace perfecto. Allí comprende el canto de los pájaros y el silencio de la serpiente

El amor no es un objetivo; solo es un viaje. Igualmente, la muerte no es un objetivo; es un viaje en mil partículas hacia el caos elemental.

El amor viaja en dirección al cielo. ¿De qué se aleja entonces? Del infierno, ¿qué hay ahí? El amor es, en última instancia, un polo positivo infinito

Qué es la eternidad sino el paso interminable del tiempo? ¿Qué es el infinito sino una progresión interminable a través del espacio? La eternidad, el infinito, nuestras grandes ideas de descanso y llegada, ¿qué son sino ideas de un viaje sin fin? La eternidad es el viaje sin fin a través del tiempo, el infinito es el viaje sin fin a través del espacio

El triunfo del amor es el final del amor. Y por eso, para los que están enamorados del amor, viajar es mejor que llegar a puerto. Porque una vez llegados, se supera el amor, o más bien, se abarca el amor en una nueva trascendencia. La llegada es el gozo más alto después de tanto viaje.