Hitler y el poder de la estética es un libro extraordinario cuya idea central es la importancia de la estética en la ideología de Adolf Hitler. Como señala su autor, la política nazi estuvo condicionada en una buena medida por el gusto artístico del dictador. Jamás en la historia se había dado hasta 1933 el dominio absoluto de un hombre que llevaba en su carácter una mezcla de sensibilidad artística y de impulso criminal. Apasionado por la música alemana del siglo xix, con Wagner como ídolo, arquitecto frustrado y mediocre pintor, Hitler pretendió dar un giro radical al arte moderno destruyendo hasta su raíz lo que consideraba degeneración. Su delirante utopía cumplió el polémico aserto del gran Walter Benjamin acerca de la cultura y de la barbarie.