El dirigente magisterial Medrano Rivera es detenido por asesinar a un tal Lupe Bárcenas. La acusación dice que un 6 de diciembre, en un pueblo perdido del suroeste de México, con una .38 que sacó de abajo del chaleco y al pie de una rueda de la fortuna, le despachó un par de balazos. Pero ese 6 de diciembre Rivera estaba a ochenta kilómetros del lugar de los hechos; ese día no había ninguna rueda de la fortuna en San Andrés; él jamás ha tenido un chaleco y, para acabarla, el muerto sin duda no está muerto, porque acaba de ser visto emborrachándose con policías y caciques. Y claro, Héctor Belascoarán Shayne, desconcertado detective independiente, es contratado para encontrar al supuesto difunto.