Los violentos exabruptos –sofocados por intensos momentos de pasión y de rapto amoroso— son detonados por el encontronazo de dos personalidades fuertes y dominantes. Él trata de subyugar a su pareja, someterla a través de una continua violencia verbal que busca enterrar la llaga justo en las hendiduras de las heridas más profundas de su pareja; atraerla a partir de la vulnerabilidad; erigir un templo en el que él se convierta en el centro de adoración. Pero ella es demasiado lista para eso. Fuerte de temperamento, honda de emociones, tiene siempre la frase precisa para detener las estocadas de su amante.