Al año de que me violaras, volvía a casa y en la Rue Scheffer, desde la acera de enfrente, un hombre se dirigió a mí. Su mujer estaba embarazada, necesitaba que alguien lo ayudara a subir unas bolsas por la escalera de servicio. Con el corazón helado, el cuerpo autómata, no contesté, no volví la cabeza, no miré al hombre, me concentré, izquierda, derecha, seguí caminando, izquierda, derecha, hice como si no me hubiera dado cuenta, no quería saber nada de esas palabras, esas palabras no iban dirigidas a mí, izquierda, derecha, era un error. Aquel hombre eras tú, Giovanni, ¿no es cierto