Eso de cachonda es acertadísimo, ya que viene de la palabra ‘cachas’, que son los laterales de las navajas que protegen el filo, como las piernorras de una mujer, tan finas por el interior, protegiendo la cueva sagrada, el templo de Shiva, el jade secreto, el rincón del edén, el chochín que ya empapa el tanga y que ella, con una risita estúpida, le ha dicho que le llama «conejito».