risa debió haberme advertido. Era una especie de risita en tono bajo, de sabelotodo, pero el tránsito mostraba signos de reanudar su movimiento y yo sabía que si me quedaba callada, en dos segundos estaría arrepentida de no haber aprovechado esta oportunidad para conocer algo de Nueva York, aparte de lo que la gente de la revista había planeado tan cuidadosamente para nosotras.