«Este libro es la glorificación de lo macabro. Ataúdes, hospedaje para lo que ya es manjar de la corrupción; y vacíos. Lea y sabrá si es prolija logística o rareza. Mark Fisher enseñaba que lo raro es algo que no debería estar ahí. Emilse juega con lo anómalo, lo espeluznante y teje emociones aterradoras que se disparan con cada uno de sus trece cuentos. Numerito que provoca una inquietud suficiente como para omitirlo de pisos, habitaciones, filas de asientos y toda sumatoria que recuerde a Judas, el bifronte apóstol y traidor, decimotercer invitado a la Última Cena. Sí, este libro desafía las supersticiones y compone una oda a lo extravagante y lo tétrico. Es una obra que forja emociones alucinadas, con un suspense cómplice de aberraciones que repelen, al mismo tiempo que fascinan. Es ajenjo destilado a partir de lo extremo, innombrable y cloacal del ser humano provocando una repugnancia magnética que urge a otra copa. Y otra más. Y en cada copa se lucen los personajes, memorables espantajos que son un interrogante a la naturaleza humana, solapando lo familiar entre lo extraordinario y sobrenatural. Mejor no se mire al espejo, Dr. Jekyll. Es muy probable que el señor Hyde quede como un monaguillo» (Pablo Martínez Burkett).