Jorge Luis Borges lo entendió. En un cuento fantástico publicado en 1942, “Funes el memorioso”, describió a un hombre, Ireneo Funes, quien tras un accidente descubrió que podía recordar absolutamente todo. Podía reconstruir cada día en sus más mínimos detalles, e incluso luego podía reconstruir la reconstrucción, pero era incapaz de entender. Borges escribió: “Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer.