La restauración es una labor de escucha. Es pararse en el espacio o frente al objeto, acercar el oído y aguardar a que el silencio coloque en la mente la imagen de cómo sería sin el daño. En seguida, la imagen del posible presente: de qué forma el daño y el desgaste pueden sumarse a la belleza del objeto. Se trata de oír la música del tiempo en la materia y entender de qué modo quieren los objetos ser rescatados, qué es lo que quieren hacer con ese tiempo: