Muchas culturas consideran que las alucinaciones, al igual que los sueños, son un estado de conciencia especial y privilegiado: un estado que se persigue a través de las prácticas espirituales, la meditación, las drogas o la soledad. Pero, en la cultura occidental actual, las alucinaciones se consideran más bien un presagio de locura o de que algo grave ocurre en el cerebro, aun cuando la inmensa mayoría de las alucinaciones no posean tan funestas implicaciones