Un profesor de fotografía de la Universidad de Florida vio por casualidad morir un pájaro a medio vuelo; dio una sacudida, murió, cayó y se estrelló contra el suelo. Entrecierro los ojos con el viento porque he leído a Stewart Edward White: «Siempre he sostenido que si miráramos con la suficiente atención podríamos ver el viento, los sutiles detritos, apenas distinguibles, que ascienden por el aire a lo más alto». White era un observador magnífico, y dedicó un capítulo entero de The Mountains al tema del avistamiento de ciervos: «En cuanto seas capaz de olvidarte de lo que es naturalmente obvio y construir una obviedad artificial, tú también verás ciervos».