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Minae Mizumura

  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    Sospeché que yo, por algún motivo desconocido, ya quería regresar a Japón. Y desde entonces, durante largo tiempo, mi realidad sólo me había parecido un remedo de la vida.

    ¿Cuántas veces tuve el mismo sueño? De regreso en Japón, rodeada por las caras de mis amigas de infancia. “¡Siempre estuvo muy cerca!” “Sí, ¿por qué demoraste tanto?” “No sabía que estaba tan cerca.”
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    En mis sueños el lugar aparecía más oscuro, más frío y más misterioso de lo que recordaba, como si en el sueño estuviera soñando.

    Cuando despertaba siempre estaba en los Estados Unidos.

    Dios, por favor, déjame estar en ese pueblo sólo un instante.
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    Aun así ese y ningún otro era mi pueblo natal. En un opulento suburbio neoyorquino donde los altos y frondosos arces se alineaban en las calles, yo soñaba sin cesar con ese pueblo triste, feo y aburrido.
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    Jamás habría imaginado que dos meses después, abandonada por su novio, Nanae intentaría suicidarse. Durante ese lapso me limité a utilizar su egoísmo como un espejo en el que mirar mi propia imagen.
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    Por primera vez admití lo que siempre había sabido: tenía miedo de regresar a Japón. Mi obsesión delirante me había delineado tan profundamente que –como un inválido temeroso de ser curado– me aterrorizaba perder lo que me definía.
  • Ivana Melgozaцитируетв прошлом месяце
    Cuando Tono se marchó empecé a hundirme en el gran sillón rojo donde él solía sentarse y a pasar las tardes mirando el living en silencio. Me sentía cada vez más olvidada. Pronto yo sería la persona que olvidaba.
  • Ivana Melgozaцитирует16 дней назад
    Mis días empezaban y terminaban en una insensible pereza. Como no toleraba sentarme frente al escritorio, pasaba la mañana tendida en el colchón apoyado en el piso. Encendía la lámpara con brazo extensible y –sin tomarme la molestia de levantarme y vestirme– trataba de leer alguna de las obras que se apilaban a mi alrededor. Me distraían pensamientos de todo tipo. Me sentía culpable y decidía concentrarme, me duchaba, me vestía. Pero mientras me secaba el cabello la concentración se desvanecía. Por la tarde llegaba el correo, revistas y abundante propaganda, que hojeaba hasta que anochecía. Después de cenar reanudaba la lectura desde la página donde la había abandonado pero enseguida llamaba Nanae. Así pasaban los días.
  • Ivana Melgozaцитирует16 дней назад
    El concepto que mis compañeros tenían de mis lecturas era muy ajeno a la poética melancolía de la prosa de Ichiyō, los sórdidos callejones, la desesperación. Aunque algún día lograra el prodigio de dominar el inglés, no podía imaginar cómo salvar esa brecha. Me sentí desvalida.
  • Ivana Melgozaцитирует16 дней назад
    Habría deseado que la intensidad de mi deseo me absolviera de mi pecado.
  • Ivana Melgozaцитирует16 дней назад
    En mi caso, del deseo de volver a nacer en mi idioma, para valorarlo, para explorarlo de nuevo.
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