Como especie, al Homo sapiens le había ido relativamente bien durante los millones de años que tardó en llegar a la agricultura: sus miembros habían inventado el lenguaje hablado, el arte, las herramientas sofisticadas para cazar y cocinar…, pero, en tanto no se asentaron en ciudades, no llegaron a dar con un medio de vivir en una red líquida de alta densidad.