Hoy sabemos que para despertar, y sobre todo para sostener, el deseo de aprender, es fundamental generar el hábito del aprendizaje profundo. ¿Qué quiere decir eso? Es ir metiéndose de cabeza en un tema, desentrañarlo, entender qué es lo importante, conectarlo con otros temas y con nuestra propia vida, y mirarlo desde muchos puntos de vista. Y digo que la profundidad ayuda a sostener el amor por aprender porque cuando conocemos algo bien, cuando nos vamos haciendo expertos en algo, ganamos confianza en nuestra propia capacidad como aprendices. Y esa confianza nos ayuda a seguir adelante.