—Hola Mago —dijo Pancho el chihuahueño—, a ver si me acompañas a vigilar a mi ama, que ninguno de estos desobligados quiere venir conmigo.
—Ya, Pancho, eres bien preocupón —ladró Lucas, el enorme perro pelirrojo que cuida el taller mecánico—. ¿Qué le puede pasar dentro del parque?