Mary Wollstonecraft

parecía a una planta recubierta por una espesa capa de hielo: me hubiese desgarrado las manos intentando alcanzarla.

¿Pues no son acaso las relaciones con el mundo civilizado, la decepción de las esperanzas, las traiciones de los amigos o los eternos conflictos pasionales los que cambian el alma y enfrían el fervor de un corazón juvenil

Estaba encerrada en mí misma, criatura solitaria y egoísta que recordaba sin cesar sus quejas y esperanzas vanas.

era como un lugar perdido en una montaña, cercado por todos lados por negros precipicios, al que no puede llegar ningún rayo de sol, sin salida alguna hacia campos más alegres.

yo, que fui alimentada por las lágrimas y bañada en el rocío de la aflicción durante tantos años

Me impresionó su extraordinaria belleza, y cuando habló para darme las gracias, la entonación dulce y melancólica de su voz me hizo llorar.

Sois cruel, muy cruel, por tratarme de esa forma grosera, a mí que sangro por todos los poros de mi piel».

»¿Me habéis oído bien? He aprendido el lenguaje de la desesperanza. Lo conozco de memoria porque yo soy la desesperanza.

Era uno de los últimos días de septiembre, cuando las noches se hacen más frías, pero el tiempo estaba sereno, y no me invadió ninguna meditación malsana durante mi camino.

En realidad, estoy enamorada de la muerte.