En Naciones Unidas los países árabes habían votado en contra de la partición porque no podían aceptar la idea de un Estado judío en el corazón del mundo árabe y se dispusieron a impedirlo por la fuerza, ya que la mayoría de los países árabes poseían ejércitos propios y algunos, como Egipto, Jordania, Siria y el Líbano, tenían frontera directa con Palestina.