un amor de esa clase de la que Nietzsche dice: «dos animales se han reconocido». El amor de los enamorados cala más hondo. Falta la consagración de la promesa, de los votos de vida en común. En cambio, esa otra belleza del destino, de lo trágico, puede transfigurar este amor. Pero, por lo general, predomina el instinto con su oscura pasión o su chispeante fuego de paja